Un lugar en el que guardar el tiempo.

Políticos. Telediarios. Periódicos. Televisión. Influencias cotidianas. Mires a dónde mires siempre encontraras a personas o grupos que intenten cambiar tu punto de vista. Cualquier camino escogido será el erróneo para aquellos que piensan diferente a ti. Pero yo me pregunto: ¿No es eso maravilloso? Por supuesto no dejes que te arranquen la cabeza de un mordisco para colocarte la suya duplicada, pero escucha y aprende, pues cada opinión te hará más fuerte y si es contraria a la que llevas más arraigada en las entrañas, mejor aún. Nos hacen creer débiles, pero somos tan fuertes como nuestra tenacidad, paciencia, razón y corazón quieran serlo.

Ahora estamos aquí, ya estamos aquí. Casi hemos conseguido llegar a la primera de las metas y la verdad es que me siento feliz. Tan solo tecleando, descansando y haciendo memoria en cada paso que hemos dado hasta llegar al último escalón de nuestras pequeñas cuatro paredes. Toca seguir caminando, y es justo eso lo que quiero. A veces está bien sentirse agradecida. ¡Gracias mundo!

Todo depende de la perspectiva con que mires las cosas. ¿No? Hoy me siento afortunada, me percato de que me rodean personas del lote de "increíbles" y me he llenado el pecho, he sacado mis armas y he disparado flores de colores para alegrar al mundo. Pero para llegar a este punto he tenido que detenerme y hacer juicio moral de las personas, de la vida, del propio ser, de mí misma. Llevo tiempo concluyendo que hay personas malas, egoístas, egocéntricas a las que les importa un rábano hacerte daño, verte llorar o simplemente patearte el culo. Esas son las personas que te tocan el chocho o personas de veinte minutos, como queráis llamarlo. Algún día definiré a las de "veinte minutos" son menos maléficas que las otras, pero no te apetece estar más tiempo con ella que ese. Después ves a esas personas que te tocan la patata, las increíbles y normalmente son las que más cerca están de ti, pero a veces no te paras a definirlas. Y es bonito, ver como el tiempo se detie

Hacía tiempo que no pasaba por aquí. Quizás cuando la vida te llena el tiempo que tienes, olvidas lo que realmente te hace feliz. Pero hoy, hoy ha venido a mi mente algo que tenía que recordar. Las personas son verbos. Es una clasificación evidente, simple y concisa que te hace toparte con la realidad que te gusta y la que no tanto.  Y se clasifican de un modo parecido a este: -Personas que están  -Las que vienen -Personas que pasan (de largo o de ti) - Las que permanecen ..Y las que se desvanecen.  Esa es la parte que más triste me pone, porque normalmente antes serían de las "que están", pero por un motivo u otro se convierten en serpentina y se van si el viento sopla un poco más fuerte de lo normal. 

Hace casi tres meses que parecen que mis palabras no han querido pisar la tierra. Pero sí que lo han hecho, quizás se estén volviendo infieles, o tal vez prefieran una relación abierta. Pero aquí estoy, preparada para volver a ese no-lugar al que siempre acabo volviendo y nunca adivino cuál tocará después. De eso quería hablar, de tocar, de tocar-nos. No en el concepto erótico sexual, sino en la importancia de tocar cualquier cosa que te encuentras por el camino. Hoy ha sido la segunda vez en mi vida que he visto nevar. He visto caer los copos de nieve hasta tocar el suelo, los coches, semáforos... Y he decidido bajar. Verlo me ha fascinado, pero me sabía a poco, quería hacer el ángel, pero no había nieve suficiente, así que me he quitado los guantes y he pasado mi mano por encima de uno de esos coches cubiertos de nieve blanca. Entonces me ha salido una sonrisa que no he conseguido quitarme hasta ahora. Parecerá una gilipollez, pero lo que he sentido, en ese gesto tan insignific