Un lugar en el que guardar el tiempo.

El caos llama al caos.  Por más que queramos librarnos de él,  si no somos capaces de ordenarnos a nosotros mismos jamás conseguiremos el equilibrio.

Deshacerse se todo lo que pesa.  Echar por la ventana de la casa todo aquello que sobra.  Guardar la música en tu maleta e irte con el cántico a otra parte.  No lo necesitamos.  Sólo estas dos piernas para andar,  y ni siquiera eso. Que no nos castiguen a pensar.  Pues pensar es lo que quiero,  en lo que quiera.

Me gusta dormir porque puedo soñar.  En cada sueño voy a donde quiero, con las personas que no puedo en el despertar. Soñar me hace libre.

Jamás pensé que trabajar con niños y niñas me acarrearía tantos problemas con los adultos. Les enseñamos modales, normas sociales y hasta queremos que pidan perdón cuando nosotros no somos capaces de buscar en la RAE qué significan esas palabras.

Procedemos a mentir. Mentiras piadosas. Ocultar información.. Llámalo como quieras. Mientes. El café descafeinado. Tu nuevo peinado. No tienes miedo. Acabas de salir de casa. El gobierno promete bajar los impuestos. El ser humano se deja engañar. ¿A quién le importa? La verdad duele. La sinceridad crea caras largas.  ¿Merece la pena? Dímelo tú.

Vuelvo a la jaula, vuelvo escribir por necesidad, vuelvo a volver al pasado. Vuelvo a las paredes blancas, con largas uñas que desgarrar y poco poder dialéctico, errado por la sal. No queda más que la distancia, la mejor medicina. La soledad por obligación y el sentimiento de culpa por educación. Necesito mi almohada. Ábrame la puerta, necesito libertad.

Qué sería de mí sin ti sin ti mi más mi y mi menos. Y no refiero a una persona ni dos; ni tan solo a un "ratito" en la vida, no. Qué sería de cualquiera de nosotros si en vez de haber girado ese día a la derecha lo hubiéramos hecho a la izquierda. Es absurdo plantearlo, el pasado ya no existe y por tanto no se creará un futuro de ese pasado inexistente. Pero en el presente, para seguir transitando por el camino que deseamos, debemos perdonarnos y eso a su vez nos exige perdonar y entender el momento del pasado en el que no sabíamos hacia qué lado girar. Lo hago. Pero sigo sin saber a veces si tirar por la primera salida o volver a dar la vuelta a la rotonda entera.

Para entender algo (sea lo que sea lo que te quieren explicar) tienes que querer entender-lo-. Si mientras te hablan tus oídos giran como lo hacen los girasoles con el sol no lo vas a conseguir, tan solo tendrás una nueva versión de tu propia realidad. Déjame llegar, si es que quieres que llegue. Si no quieres que me acerque coloca una reja de hormigón reforzada por hierro. Porque a testaruda no me gana nadie.

Hay que decir la verdad. Maquillada o sin maquillar. Pero hay que decirla. A veces es la marca exacta para el principio del fin o un nuevo comienzo.

El sonido ensordecedor del tren saliendo de la estación. Los largos ratos de espera del turno de secretaria. La nostalgia y el cambio. La evolución hacia la locura. Es mi turno. A veces me resulta inevitable sentir rasgos detestables del ser humano. Pero no me voy a conformar con dejar fluir ese veneno. Cuando lo sientes, significa que el motivo o la persona no tienen que estar en tu vida. Ahora me toca a mí. Voy a mover ficha.

Cuando el mundo duerme y las calles no existen siempre hay unos cuantos de ojos abiertos disfrutando o lamentándose de vivir esas horas. ¿Qué nos contarían las farolas? Atentas a los transeúntes nocturnos. Viendo caer la lluvia, sintiendo la noche pura en su luz. Cuando un click se despierta en nuestra mente y se activa en lo más profundo de la noche, vuelve la consciencia, los pensamientos y el temor.. debemos dejarnos llevar, fluir con las horas de la madrugada y ver esa parte que nos perdemos todos los días. Aunque también solo sea por una noche, o dos.

Debemos encontrar la paz más allá del mal, a las afueras de tu vida cuando no veas bien el camino. Pero, ¿de dónde tomamos esa paz? ¿dónde puedo respirarla hasta saciarme de ella? Dame un poco de tu sonido, mar.   Quiero otro poco tu luz, sol. Un trozo de tu sabor y de tu olor que me evoquen a ti en las tinieblas, que me devuelvan el aliento cuando no me queden lágrimas que derramar. Grábame en la retina y en el cerebro este sentimiento, esta sensación de paz que siento ahora y borra la melancolía, tan solo guárdamela en algún rincón hasta nuevo aviso. "El sol está naranja, corre una suave brisa, me acabo de encender un cigarrillo, y sigo tecleando, admirando este silencio." Gracias mundo.

Cuando hablamos con alguien y le dedicamos uno de nuestros "desquiciados comentarios" nos centramos en el poder liberador que esas palabras tendrán sobre nosotros mismos y nos olvidamos de lo que llegará a la otra persona. Un arsenal completo de armas explosivas sin control alguno. A lo que la otra persona puede responder con más armas o acabar herido y sin palabras que añadir. ¿De verdad nos creemos tan importantes cuando somos un punto en medio de una galaxia de la que no sabemos nada? Solo tenemos una vida. ¿Cómo queremos vivirla? ¿Cómo queremos compartirla?

Existen dos tipos de personas; Los que se comen un chicle y cambian su camino para tirar el envoltorio en la papelera más cercana y los que prefieren guardarlo en el bolsillo hasta encontrarse con una. Bueno tres, los que tiran el envoltorio al suelo. Bueno cuatro, los que prefieren mejor no comerse el chicle para no tener que decidir. ¿Qué tipo eres tú?

Un cigarrillo y una canción. Lo dice Pereza. Con las noticias de fondo, volando en un globo. Mis sueños raros. Los días largos. Ya casi hasta hay una mosca en la pared. Y la música que me salva. A veces incluso el silencio se escucha más fuerte y hace que salten las chispas.

La dualidad. El sentir que puedes con todo y al segundo estar llorando entre tus propias rodillas. El fuego interior que quema el ropaje de los que tienes en frente cuando la cosa se tuerce. Pero qué más da. Cuando luchas en el día y en la noche para sobrevivir a tus propios valores. Podemos con todo, estoy segura. Con todo lo que queramos.

Mi modo "ON", mi forma de expresarme, de sentir y de palpitar. El mundo a veces gira tan deprisa que no consigues comprender ni la mitad de lo que está sucediendo, por eso a veces es mejor dejar pasar la tempestad, ponerte un protector y que no te cale ni una gota de agua. Porque si queremos seguir caminando es mejor hacerlo secos. No siempre hay que entender todas las señales que te manda el universo.