Un lugar en el que guardar el tiempo.

Cuando el mundo duerme y las calles no existen siempre hay unos cuantos de ojos abiertos disfrutando o lamentándose de vivir esas horas. ¿Qué nos contarían las farolas? Atentas a los transeúntes nocturnos. Viendo caer la lluvia, sintiendo la noche pura en su luz. Cuando un click se despierta en nuestra mente y se activa en lo más profundo de la noche, vuelve la consciencia, los pensamientos y el temor.. debemos dejarnos llevar, fluir con las horas de la madrugada y ver esa parte que nos perdemos todos los días. Aunque también solo sea por una noche, o dos.

Debemos encontrar la paz más allá del mal, a las afueras de tu vida cuando no veas bien el camino. Pero, ¿de dónde tomamos esa paz? ¿dónde puedo respirarla hasta saciarme de ella? Dame un poco de tu sonido, mar.   Quiero otro poco tu luz, sol. Un trozo de tu sabor y de tu olor que me evoquen a ti en las tinieblas, que me devuelvan el aliento cuando no me queden lágrimas que derramar. Grábame en la retina y en el cerebro este sentimiento, esta sensación de paz que siento ahora y borra la melancolía, tan solo guárdamela en algún rincón hasta nuevo aviso. "El sol está naranja, corre una suave brisa, me acabo de encender un cigarrillo, y sigo tecleando, admirando este silencio." Gracias mundo.

Cuando hablamos con alguien y le dedicamos uno de nuestros "desquiciados comentarios" nos centramos en el poder liberador que esas palabras tendrán sobre nosotros mismos y nos olvidamos de lo que llegará a la otra persona. Un arsenal completo de armas explosivas sin control alguno. A lo que la otra persona puede responder con más armas o acabar herido y sin palabras que añadir. ¿De verdad nos creemos tan importantes cuando somos un punto en medio de una galaxia de la que no sabemos nada? Solo tenemos una vida. ¿Cómo queremos vivirla? ¿Cómo queremos compartirla?