Personas que te tocan la patata o el chocho.

Todo depende de la perspectiva con que mires las cosas. ¿No?

Hoy me siento afortunada, me percato de que me rodean personas del lote de "increíbles" y me he llenado el pecho, he sacado mis armas y he disparado flores de colores para alegrar al mundo. Pero para llegar a este punto he tenido que detenerme y hacer juicio moral de las personas, de la vida, del propio ser, de mí misma.

Llevo tiempo concluyendo que hay personas malas, egoístas, egocéntricas a las que les importa un rábano hacerte daño, verte llorar o simplemente patearte el culo. Esas son las personas que te tocan el chocho o personas de veinte minutos, como queráis llamarlo. Algún día definiré a las de "veinte minutos" son menos maléficas que las otras, pero no te apetece estar más tiempo con ella que ese.

Después ves a esas personas que te tocan la patata, las increíbles y normalmente son las que más cerca están de ti, pero a veces no te paras a definirlas. Y es bonito, ver como el tiempo se detiene y la cámara de la vida gira en torno a ella, respiras y te das cuenta de que realmente es una escena preciosa.

Después también están los "amarillos" como dice Albert Espinosa, de ellos y ellas solo tengo uno o dos.

Me queda tanto por descubrir y aprender, sabiendo que me encontraré a todo tipo de personas y seguro que de aquí a unos años las colocaré en más puestos diferentes. He ahí lo bello, lo inesperado, el nudo de la vida, el conocer y elegir quiénes quieres que te acompañen en el camino, si ellos y ellas también están de acuerdo.

¡Gracias mundo!

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