¿Nos vamos?

- Que no Sofía, que no me voy a ir contigo de vacaciones...
- Pero Luisa, porfa, es mi única oportunidad de conocer toda España, y mamá solo me deja si vienes conmigo...
- Pero tía, vete sola, que ya eres mayor, yo hablaré con mamá.

A los cinco días, las dos hermanas estaban cargadas con sus mochilas en la terminal 1 esperando el siguiente vuelo a Menorca. Luisa, la hermana mayor era testaruda, morena de pelo rizado y largo, a sus treinta años había visto más mundo que sus madre y su padre juntos. Sofía tan solo tenía dos años menos, pero parecía haberse quedado anclada en los 18 para siempre. Más bajita, más blanquita de piel y más buena. Así la comparaban sus padres con Luisa. 

En la primera parada llegaron a un hotel de 5 estrellas, desde el que se veía el mar de fondo y el cantar de los pajarillos de fondo. 

- Sofía no podemos permitirnos estar un mes de vacaciones en hoteles de 5 estrellas. ¿Mamá sabe esto?
- Era para que la primera noche la pasáramos tranquilas, arreglando todo aquello que no hemos solucionado en el pasado...
- Yo no he venido a eso, a mí me dejas tranquila y en paz. Pero mañana recorremos la isla en moto ¿vale?

Durante los primeros días, Luisa acabó con tres libros que tenía pendiente, y su hermana estaba atenta a su teléfono para sacar las mejores fotografías de las playas de Menorca y sus piernas. 

Para llegar a Barcelona y hacer todo el norte, tenían un ferry a las 9:00 de la mañana. 

- No puedo subirme ahí. Ya lo sabes.
- Luisa, es nada de tiempo, en barco vamos a ir genial.
- Ve tú yo me vuelvo a casa. - Le dijo furiosa Luisa mientras sonaba por megafonía "Partimos en 5 minutos"
- Te juro que después de este viaje no te voy a pedir nunca nada más en la vida. Te lo juro, pero por favor, acompáñame, es muy importante para mí que hagamos esto juntas.

Sofía llevaba años sin salir de casa, después una ruptura que la dejó algo tocada y Luisa sabía la importancia que tenía para su hermana que ella vomitara en el barco, por su miedo a los transportes acuáticos. 

Cuando llegaron a Barcelona, parecía que el mar había cambiado algo en ellas. Alquilaron una caravana y juntas recorriendo de arriba a abajo todo el país. Durmiendo dentro de una misma cama, juntas, como antes, cuando eran unas niñas. 

Cuando llegaron a casa, su madre las recibió con un abrazo y les preguntó:
-¿Qué tal ha ido ese viaje tan chulo?
- ¡Super bien mamá! - Dijo entusiasmada Sofía. Mientras Luisa las apartaba con las manos.
- Bien, no ha ido mal. Recojo mis cosas y me voy a Madrid que mañana trabajo. - Contestó Luisa en tono apático.
- ¿Puedo ir contigo unos días? 
- ¡Me dijiste que nunca más me pedirías nada! ¿En serio, qué es esto una cámara oculta? - Dijo riéndose- Venga dúchate. Que para ser una princesa hace falta estar un poco más limpia que tú ahora...
- ¡Vale, en cinco minutos estoy!
- Te doy diez, porque soy un ángel caído del cielo... 

Su madre no las dejó de mirar mientras subían las escaleras de casa a empujones, sabiendo que aquel viaje más que unas vacaciones había sido una experiencia que ninguna de las dos olvidaría en la vida. 




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