Mamá.
Vuelvo a ese rincón, a la prisión vestida de blanco, limitada por la libertad de un amor incondicional.
Y no, no estaba en las cuatro paredes ni las rejas azules, estaba en mi mente y vuelve a mí cada vez que yo vuelvo a ella.
Muchas creaciones sin crear, otras cuantas atadas en cuerdas de papel que se perdieron en el tiempo y el resto -y la suma de todas- me llevan hasta mi yo más presente.
Muchas canciones cantadas con risas, sonrisas llevadas con penas, gritos intranquilos y tranquilidad alterada por el qué será.
Vuelvo a ese rincón, mi rincón, con tapujos que tapar sin despejar la incógnita que todo el mundo gritaba. Mi escogida libertad emocional.
Gracias por dejarme llegar a ella mamá.
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