Yo no soy eso.

El arte de dejarse llevar por el arte. Enredar y hacer lo contrario en el mismo instante en el que tus pupilas lo ven. El cerebro lo procesa. La piel lo siente. Pero yo no soy eso, ese tipo de persona que todos dicen que debo ser. No, no me gusta la cerveza. Acabo de empezar a amar a los perros y mi escritor favorito es contemporáneo. No sé citas célebres de memoria, ni siquiera me sé el número de teléfono de mi pareja de memoria. Pero sí, yo amo esto. Amo el mundo de las letras, de las creaciones basadas en las parodias más crueles de la realidad. Me libera de mi más intranquilo yo. Quizás sea el único momento del día en el que no me muerdo las uñas y paro de pensar en el qué será sin sentido que recreo a todas horas, con el cartel de prohibido colgado en la esquina superior de mi imaginación. Y es que es justo eso, aquí no hay prohibidos y todo lo que escriba, si mañana me desvanezco, existirá para siempre (el siempre que dure el papel o este mundo virtual), por eso aquí no me preocupa desaparecer, no me preocupa fumarme un cigarrillo mientras me inspiro, ni siquiera me importa el latir de mi corazón, pues este pasa a mis dedos en forma de letras que se unen para formar palabras.. esas que me hacen libre, de pensamiento y cuerpo, en la vida, de alma. No existen rendijas por las que escapar, pues lo último que me apetece es escapar de aquí, me quedaría para siempre, dedicaría mi vida ello si estuviera en mis manos (de hecho lo está). Pero no es el momento perfecto. No sé si llegará o tan solo será mi rato de liberación los días en los que el mundo me tenga tan ahogada que ni siquiera pueda respirar. No lo sé, porque con la incertidumbre del mañana, los días tienen tan solo veinticuatro horas y hasta la mañana que viene no sé que pasará en mi día y así uno tras otro..

Así pues, si no soy eso y no sé cuando llegará me quedo en el mismo punto que estaba, Sigo siendo "yo" ese yo que permanece en el tiempo hasta que este se desgaste sin saber nada, aprendiendo de todo un poco, alargando la mirada cuando pasa un coche, disfrutando de las lluvias del otoño, acariciando el sonido de la música, besando y amando, arriesgando y apostando por mi libertad (en todas sus formas).

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